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Extracción de tapones de cerumen: ¿sigue siendo la irrigación la técnica de elección?

Tabla de contenidos

¿La técnica de extracción de tapones de cerumen de elección sigue siendo el lavado ótico por irrigación?

Respuesta: Sí. El lavado ótico por irrigación con agua templada continúa siendo una de las técnicas de primera línea más empleadas para la extracción de tapones de cerumen en atención primaria Las guías clínicas actuales (tanto europeas como americanas) consideran tres métodos efectivos para eliminar el cerumen impactado: la irrigación, el uso de cerumenolíticos (gotas ablandadoras) y la extracción manual bajo visión (con instrumental o microsucción). No existe evidencia concluyente de que un método sea claramente superior a los otros en términos de efectividad o seguridad. Por lo tanto, la elección de la técnica depende del contexto clínico, la disponibilidad de equipo y la experiencia del profesional. En la práctica de enfermería, la irrigación ótica sigue siendo una opción recomendada y segura siempre que se realice correctamente y con las precauciones adecuadas.

La irrigación del oído consiste en enjuagar el conducto auditivo con agua a temperatura corporal, habitualmente tras haber ablandado el cerumen con gotas cerumenolíticas. Este método suele ser eficaz, bien tolerado y de fácil acceso para el personal de enfermería. Las guías NICE del Reino Unido, por ejemplo, recomiendan la irrigación con dispositivos electrónicos de bajo presión o la microsucción (succión bajo visión) como técnicas de elección para retirar el cerumen, quedando la extracción manual como alternativa según el caso. En España y otros países, las recomendaciones son equivalentes dado que se basan en la misma evidencia científica. Importante: la jeringa metálica tradicional ha caído en desuso en algunos entornos debido a riesgo de traumatismos; se prefieren dispositivos de irrigación modernos que controlan la presión del agua. Diversos estudios y revisiones sistemáticas avalan que pretratar el tapón con gotas cerumenolíticas durante 3–5 días antes del lavado aumenta la tasa de éxito de la irrigación. No se ha demostrado que unas gotas sean superiores a otrase; el agua salina o incluso aceite mineral pueden ser igualmente útiles para ablandar el cerumn. En cualquier caso, si el primer intento de extracción no resuelve el tapón, se debe revaluar y repetir el procedimiento o emplear un método alternativo, según la situación.

A continuación se resumen puntos prácticos clave para una extracción segura y eficaz del cerumen por irrigación en la práctica enfermera diaria:

  • Evaluar antes de irrigar: Revisar el oído con otoscopio para confirmar la presencia de cerumen y descartar contraindicaciones como perforación timpánica, otitis externa activa, antecedentes de cirugía otológica, presencia de tubos de ventilación o malformaciones del canal auditivo. Si el tímpano no se visualiza o hay antecedentes de patología de oído medio, es preferible no irrigar y optar por derivación a especialista (microaspiración) o extracción manual cautelosa.

  • Preparación del paciente y del material: Explicar el procedimiento al paciente y obtener su consentimiento. Colocar al paciente sentado con el cuello extendido y un recipiente bajo el pabellón auricular. Utilizar agua templada (37 °C) o solución salina tibia para evitar el reflejo vestíbular (vértigo) por agua fría o caliente. Emplear una jeringa grande de irrigación o dispositivo electrónico diseñado para lavado de oídos, nunca una jeringa de aguja pequeña ni dispositivos de chorro a presión no controlada (p. ej., irrigadores dentales de uso casero están contraindicados por riesgo de lesión). Idealmente, haber instilado unas gotas ablandadoras 15–30 minutos antes, o los días previos, para facilitar la extracción.

  • Técnica de irrigación: Introducir suavemente la boquilla en la entrada del canal auditivo (sin sellarlo por completo) y dirigir el chorro de agua hacia la pared posterosuperior del conducto, no directamente hacia el tímpano, para que el agua circule arrastrando el cerumen hacia afuera. Tirar del pabellón auricular arriba y atrás (en adultos) o hacia abajo y atrás (en niños) para rectificar el conducto. Irrigar con suavidad, en pulsos intermitentes, revisando periódicamente con el otoscopio si el tapón se va desalojando. Es normal que salgan fragmentos de cerumen junto con el agua. Suspender si el paciente refiere dolor intenso, mareo o si se sospecha lesión.

  • Tras la irrigación: Verificar con otoscopio que el cerumen se haya eliminado y que el conducto esté despejado, permitiendo visualizar el tímpano. Si quedan restos adheridos, se puede repetir la irrigación una vez más o extraerlos con cureta si están accesibles y el profesional tiene entrenamiento. Se recomienda secar el conducto tras el lavado (por ejemplo, instilando unas gotas de mezcla de alcohol al 70% con vinagre, o simplemente secando con suavidad con torunda), lo cual podría reducir el riesgo de infección posterior . Comprobar la audición y alivio de síntomas referidos; si persisten síntomas a pesar de quitar el tapón, considerar otras causas y evaluar al paciente o derivar según corresponda.

  • Alternativas y manejo de fallos: Si la irrigación está contraindicada o repetidos intentos fallan, derivar a ORL para microsucción u otra técnica especializada. La microsucción bajo visión microscópica es el método de elección en ámbitos especializados (otorrino), ya que permite extraer el cerumen directamente observando el conducto. También se puede realizar extracción manual con instrumental (curetas, ganchos) en pacientes muy colaboradores, aunque esto requiere destreza y visibilidad y conlleva cierto riesgo de abrasiones en el canal. En pacientes con tímpano perforado o derivación timpánica, o con un único oído funcional, la extracción manual o por microsucción es preferible en lugar de la irrigación para evitar complicaciones. Todas estas técnicas, ejecutadas por personal capacitado, son válidas según guías; simplemente se elige la más adecuada a cada caso, sin olvidar que ninguna es claramente superior en evidencia general.

  • Seguridad y educación al paciente: Las complicaciones serias de la irrigación son infrecuentes. La perforación timpánica traumática tiene una incidencia estimada de apenas ~0,1% (1 de cada 1000 oídos irrigados) cuando se realiza correctamente. Otras posibles molestias incluyen leve dolor, vértigo transitorio o irritación del canal, y ocasionalmente otitis externa (infección) si no se seca bien el oído. Por eso, es fundamental respetar las contraindicaciones y técnica aséptica. Asimismo, se debe educar al paciente para prevenir recurrencias: advertir que no use bastoncillos de algodón (hisopos) u otros objetos para “limpiar” sus oídos, ya que eso suele empeorar la impactación o lesionar la piel. Igualmente, desaconsejar las velas óticas (candling) u otros remedios no probados, porque no son eficaces y pueden ser peligrosos. En su lugar, si el paciente es propenso a acumular cerumen, recomendar instilar periódicamente gotas de aceite mineral o solución salina para favorecer la autoexpulsión natural del cerumen, o acudir a consultas periódicas de oídos para limpieza preventiva.

Conclusión: En base a la evidencia disponible y las recomendaciones de guías de alta calidad, el lavado ótico por irrigación sigue siendo una técnica de elección para la extracción de tapones de cerumen en Atención Primaria, particularmente indicada para personal de enfermería capacitado. Este abordaje, apoyado por el uso de agentes cerumenolíticos previos, es efectivo en la mayoría de los casos y seguro si se realiza con las debidas precauciones. No obstante, la decisión final debe individualizarse: otras técnicas (extracción instrumental o microsucción) son igualmente válidas y preferibles en determinadas circunstancias (p. ej., perforación timpánica, fracasos de irrigación, pacientes con factores de riesgo). Las prácticas recomendadas son uniformes a nivel internacional, dado que se basan en la misma evidencia científica y buscan el mejor resultado para el paciente independientemente del país. En resumen, la irrigación sigue ocupando un lugar central en el manejo del cerumen en la práctica diaria de enfermería, combinando eficacia y seguridad, siempre que se apliquen los cuidados comentados.

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Enfermería Evidente. (2025). Extracción de tapones de cerumen: ¿sigue siendo la irrigación la técnica de elección?. Disponible en: https://enfermeriaevidente.com/extraccion-de-tapones-de-cerumen-sigue-siendo-la-irrigacion-la-tecnica-de-eleccion/

Referencias

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