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¿Qué son los apósitos de colágeno y cuál es su mecanismo de acción en la cicatrización de las heridas?
Respuesta: Los apósitos de colágeno son coberturas avanzadas para heridas, compuestos principalmente por colágeno (generalmente tipo I) derivado de tejidos animales (bovino, porcino, equino, o incluso colágeno recombinante humano). Están diseñados para favorecer la cicatrización en ambiente húmedo y brindar una matriz extracelular temporal sobre la que las células pueden crecer.
Su mecanismo de acción incluye varios aspectos complementarios:
Estructura porosa y absorbente: El colágeno puede absorber varias veces su peso en exudado, formando un gel húmedo sobre la herida . Esto mantiene un entorno húmedo óptimo para la cicatrización, facilitando el intercambio gaseoso y el no resecamiento del tejido (lo que acelera la reepitelización).
Modulación de proteasas: En heridas crónicas suele haber un exceso de enzimas degradativas (metaloproteinasas como colagenasa, elastasa, MMP-2, MMP-9) que destruyen la matriz y retrasan la cicatrización. El colágeno tópico actúa como “sustrato señuelo”, uniéndose a estas proteasas y reduciendo así la degradación del tejido nuevo. Esto ayuda a revertir el estado inflamatorio crónico de las heridas difíciles.
Estimulación de la coagulación y la reparación: El colágeno se une a las plaquetas, contribuyendo a activar la cascada de coagulación y formando un entramado hemostático local. Además, las partículas de colágeno en el lecho de la herida atraen células reparadoras (fibroblastos, queratinocitos, macrófagos), promoviendo la formación de tejido de granulación y nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis). Esto acelera la fase proliferativa de la cicatrización.
Biocompatibilidad: Dado que el colágeno es un componente natural de la piel, estos apósitos suelen ser bien tolerados. Tienen baja antigenicidad (el colágeno está muy conservado entre especies), por lo que las reacciones inmunológicas son raras. No producen dolor al aplicarse ni retirarse, ya que se van biodegradando en el lecho de la herida.
En resumen, un apósito de colágeno actúa como sustituto temporal de la matriz extracelular: protege la herida, mantiene humedad, secuestra enzimas perjudiciales, y fomenta un entorno químico propicio para que el propio organismo cierre la lesión. Todo ello sin aportar células vivas, a diferencia de injertos o piel artificial, sino modulando la bioquímica local de la herida para favorecer la curación.
¿En qué tipos de heridas está indicado el uso de apósitos de colágeno?
Respuesta: Principalmente se utilizan en heridas de cicatrización difícil o crónica, cuando con las medidas básicas no se logra avance. Las indicaciones más comunes incluyen: úlceras por presión, úlceras vasculares venosas, úlceras del pie diabético, y otras lesiones crónicas con pérdida de sustancia. También se emplean en algunas heridas agudas complejas: por ejemplo, en heridas quirúrgicas que cicatrizan por segunda intención (abiertas) y en quemaduras de espesor parcial (segunda grado) para acelerar la reepitelización. En población pediátrica su uso está descrito especialmente en quemaduras, dadas sus ventajas en reducir el dolor y los cambios de vendaje frecuentes (ver más adelante).
Es importante remarcar que siempre se usan como coadyuvantes al tratamiento estándar de la herida, no como sustitutos. Esto significa que, por ejemplo, en una úlcera venosa se debe mantener la terapia compresiva; en un pie diabético, el descanso del apoyo (off-loading) y control metabólico; en úlceras por presión, las medidas de alivio de presión, etc. Los apósitos de colágeno se añaden cuando, pese a un manejo correcto, la herida muestra estancamiento o tejido de granulación de mala calidad (pálido, con exudado crónico). Las guías prácticas sugieren su cuando la herida presenta cicatrización estancada o retardada a pesar de cuidados habituales.
En la práctica, un enfermero/a puede considerar un apósito de colágeno en situaciones como: -Úlcera por presión en fase II-IV que no reduce tamaño en semanas, a pesar de limpieza y alivio de presión. Úlcera venosa de pierna con estancamiento (habitualmente junto con vendajes compresivos). -Úlcera neuropática de pie diabético tras desbridar tejido necrótico, si en ~2–4 semanas no progresa con cura convencional. -Herida quirúrgica abierta (por dehiscencia o segunda intención) con tejido de granulación escaso o con biofilm. -Quemadura dérmica (2º grado) extensa o muy dolorosa, para acelerar su cierre y reducir las curas dolorosas en cambios diarios.
Estas son indicaciones generales. A continuación, detallamos la evidencia de eficacia, ventajas y consideraciones específicas en cada contexto clínico mencionado.
¿Se recomiendan los apósitos de colágeno en las úlceras por presión (escaras)?
Respuesta: Sí, en úlceras por presión crónicas que no responden bien a tratamientos convencionales, se puede considerar el uso de apósitos de colágeno como terapia coadyuvante. Las guías internacionales (EPUAP/NPIAP/PPPIA 2019) incluyen una recomendación grado B de “considerar apósitos de colágeno en lesiones por presión que no cicatrizan para mejorar la tasa de curación y reducir signos de inflamación” . Esto sugiere que, aunque la evidencia no es de la máxima calidad, los expertos acuerdan un beneficio potencial.
La efectividad en úlceras por presión se ha estudiado en varios ensayos clínicos pequeños con resultados variables. En conjunto, presentan tendencias favorables: por ejemplo, un estudio citado por EPUAP mostró que en 3 semanas el 100% de UPP categoría II tratadas con colágeno habían cerrado, vs 80% con apósitos de espuma (aunque con muestra muy pequeña) . Otro ensayo en úlceras por presión crónicas encontró reducción de área significativamente mayor con colágeno frente a apósitos hidrocelulares (65% vs 41% de reducción del tamaño, p<0.05). Además, se observaron mejoras en marcadores locales: descenso más rápido de MMP-9 (una metaloproteinasa inflamatoria) con colágeno comparado con apósitos estándar
Por otro lado, algunos estudios no hallaron diferencias notables en la cicatrización completa al comparar colágeno con otros apósitos avanzados. Por ejemplo, contra hidrogeles o hidrocoloides, las tasas finales de cierre a 8 semanas fueron similares. Esto indica que el colágeno no siempre acelera la curación total respecto a alternativas, pero puede mejorar la calidad del tejido de granulación o lograr reducciones de tamaño más rápidas en el corto plazo. Importante: no se han reportado efectos adversos relevantes asociados al uso de colágeno en UPP en los ensayos (no aumentó el riesgo de infección ni reacciones alérgicas).
En la práctica enfermera: se recomienda utilizar apósitos de colágeno en úlceras por presión de grados avanzados (II a IV) especialmente si tras 2–4 semanas con cura en ambiente húmedo estándar no hay progresos. Antes de aplicarlo, la úlcera debe estar desbridada de tejido necrótico y bien irrigada (tratar causas como isquemia si las hubiera). Se continuará con alivio de presión intensivo (cambios posturales, superficies especiales) ya que el apósito de colágeno por sí solo no compensará una presión continua sobre la zona. Con estas medidas, el colágeno puede ayudar a “despertar” la herida crónica, promoviendo tejido de mejor calidad y avanzando la cicatrización .
¿Qué beneficios aportan en las úlceras venosas de pierna?
Respuesta: En las úlceras venosas (úlceras varicosas crónicas) también se han utilizado apósitos de colágeno con resultados positivos como terapia complementaria. La evidencia científica, aunque limitada, indica que son al menos tan eficaces como otros apósitos modernos en promover la curación, y en algunos casos mejores en ciertos parámetros. Por ejemplo:
Un ensayo clínico encontró que un apósito de colágeno logró mayor reducción del área de la úlcera tras 12 semanas (reducción promedio ~45%) comparado con un apósito de alginato (~20% de reducción) en el mismo período (p<0.001) . Sin embargo, la tasa de curación completa a 12 semanas fue similar (~25% en ambos grupos) , lo que sugiere que el colágeno aceleró la contracción de la herida pero no siempre alcanza cierre completo sin ayuda de otras medidas.
Otro estudio pequeño en úlceras venosas rebeldes comparó colágeno + espuma vs. espuma sola, y observó reducciones de tamaño semejantes a 4 semanas. En cambio, se reportó un caso en que colágeno acortó el tiempo a la cicatrización completa (36 días vs 60 días con tratamiento convencional de referencia, p<0.005) en úlceras venosas difíciles
Dada la variabilidad de resultados, revisiones sistemáticas de tratamientos “moduladores de proteasas” (como el colágeno) en úlceras venosas concluyen que la evidencia es de calidad baja y no hay certeza aún sobre cuánta ventaja aporta respecto a apósitos estándar. Aun así, las guías y consensos sugieren que, en una úlcera venosa crónica que no disminuye de tamaño pese a compresión y cuidados básicos, vale la pena probar un apósito de colágeno durante varias semanas, ya que podría mejorar el ambiente de la herida y acelerar la granulación.
Puntos clave en úlceras venosas: Siempre se debe mantener la terapia compresiva apropiada (vendas, medias o dispositivos) para corregir la hipertensión venosa, pues es el pilar fundamental de tratamiento. El colágeno actúa de forma local; no reemplaza la compresión. Idealmente, se aplica tras desbridar el fibrina o material necrótico de la úlcera, y si hay exudado moderado/abundante, se puede combinar colágeno con un apósito secundario absorbente (espuma, por ejemplo). Un panel de expertos recomienda usar los apósitos de colágeno por un período de prueba de 4 semanas en estas úlceras crónicas: si pasado ese tiempo la herida no muestra mejoría, reconsiderar la estrategia global (p.ej., buscar infección oculta, insuficiencia arterial, etc.) . Si la úlcera mejora con colágeno, se puede continuar su uso o volver a apósitos estándar manteniendo la compresión hasta completar la cicatrización.
En resumen, en úlceras venosas de difícil cicatrización, el colágeno puede acelerar la formación de tejido de granulación y reducción del tamaño ulceroso, siempre que se use conjuntamente con compresión. Dado que su beneficio puede no ser dramático en todos los casos, se debe evaluar caso por caso la relación costo-beneficio, pero es una herramienta más en el arsenal de curas avanzadas para lograr la cicatrización de estas lesiones crónicas.
¿Qué eficacia tienen en las úlceras del pie diabético?
Respuesta: En las úlceras de pie diabético (UPD) (típicamente de origen neuropático o neuroisquémico) los apósitos de colágeno también han demostrado mejorar los resultados de cicatrización cuando se añaden al tratamiento estándar, aunque la evidencia no es muy abundante. Algunos datos destacables:
Un ensayo clínico aleatorizado publicado en 2019 comparó en pacientes diabéticos el tratamiento de la UPD con apósito de colágeno vs. cura convencional (apósito simple/ espuma). Encontró que el grupo con colágeno tuvo una tasa de curación completa significativamente mayor (82% de úlceras cerradas a las 12 semanas, frente a 38.5% en el grupo control; p = 0.022) Además, las heridas con colágeno sanaron más rápido, con mayor velocidad de reducción de tamaño y mediana de tiempo a reducir un 50% el área de la úlcera de 21 días vs 42 días en controles. Estos resultados sugieren un claro beneficio acelerando la cicatrización en UPD.
Otra investigación comparó colágeno vs gasa húmeda como cura diaria en úlceras neuropáticas y encontró también una disminución del tiempo promedio de cicatrización (aprox. 4.6 semanas con colágeno vs 7.8 semanas con la cura convencional; p=0.001).
Por otro lado, una revisión sistemática de 2013 (Holmes et al.) analizó varios estudios sobre colágeno en pie diabético y concluyó que no había evidencia suficiente para reemplazar con colágeno los cuidados estándar en estos pacientes. Es decir, insistió en que lo fundamental sigue siendo identificar y tratar la causa de la úlcera, asegurar buena perfusión vascular, desbridar regularmente el tejido no viable y eliminar la presión plantar (descarga). Los apósitos de colágeno serían un añadido para optimizar el lecho de la herida, pero no curarán la úlcera por sí solos si no se corrigen esos factores básicos.
Aplicación práctica en UPD: Se suelen considerar en úlceras neuropáticas de pie (generalmente en planta, zonas de apoyo) que tras un par de semanas de desbridamiento serial y cura en ambiente húmedo no muestran tejido de granulación saludable. Antes de colocarlo, es imprescindible controlar la infección (si existe) mediante desbridamiento agresivo y antibióticos sistémicos según necesidad, ya que un apósito de colágeno no tiene propiedades antimicrobianas a menos que venga combinado con plata u otro agente. En pies diabéticos es clave retirar la presión de la herida (con botas de descarga, férulas de contacto total, plantillas especiales o reposo), de lo contrario, ningún apósito será eficaz. Una vez aplicado el colágeno, se continúa con los cambios de cura periódicos (cada 2-3 días generalmente) evaluando reducción del tamaño y aspecto del tejido. Si en ~4 semanas no hay mejora significativa, se debe replantear el abordaje (por ejemplo, consultar a unidades especializadas en pie diabético).
En síntesis, los apósitos de colágeno pueden acelerar la cicatrización de las úlceras del pie diabético cuando se usan como coadyuvantes en un contexto de buen manejo global (control glucémico, descarga, desbridamiento e infección controlada). Los mejores resultados se observan en úlceras neuropáticas no isquémicas (Wagner 1-2). En úlceras muy isquémicas o con mala perfusión, el beneficio es limitado hasta que se restablezca el flujo sanguíneo.
¿En qué casos se utilizan en las heridas quirúrgicas o postoperatorias?
Respuesta: El uso de apósitos de colágeno en heridas quirúrgicas suele reservarse a aquellas que no pueden cerrarse primariamente o que presentan problemas de cicatrización (dehiscencias, infecciones postquirúrgicas, etc.). No es habitual usar colágeno en una incisión quirúrgica normal (cerrada con suturas o grapas, que cicatriza por primera intención), ya que en ese caso la herida suele sanar sin necesidad de apósitos avanzados. En cambio, hay escenarios postquirúrgicos donde sí puede aportar beneficios:
Heridas abiertas por segunda intención: por ejemplo, tras la resección de un quiste pilonidal infectado, úlceras postraumáticas quirúrgicamente desbridadas, cavidades dejadas por abscesos o infecciones necrotizantes, etc. En estas heridas, el colágeno puede actuar como un andamiaje para acelerar el llenado por tejido de granulación. Se ha descrito que su uso en combinación con curas estándar puede reducir la necesidad de injertos de piel. En un estudio retrospectivo con 120 heridas de diversas etiologías (agudas y crónicas), el grupo tratado con colágeno tuvo menos requerimiento de injerto cutáneo (13% de los casos) comparado con grupo con apósitos convencionales orientados a infección (25% necesitaron injerto, p=0.04). Esto sugiere que, al mejorar el lecho de granulación, algunas heridas lograron cerrar por sí solas sin precisar cobertura quirúrgica.
Heridas quirúrgicas infectadas o dehiscentes: En incisiones que se han abierto (dehiscencia) o tienen infección tras cirugía, una vez limpio el lecho, se puede colocar colágeno para ayudar a controlar el exudado y estimular la reparación. Si bien la evidencia es principalmente anecdótica, el colágeno podría contribuir a disminuir la carga microbiana indirectamente al mejorar el ambiente (se observó en el estudio mencionado que las heridas con colágeno tenían cultivos bacterianos más favorables, aunque ninguna herida tenía infección activa franca). No reemplaza el tratamiento antibiótico ni el desbridamiento en estos casos, pero tras realizar esas intervenciones, el apósito de colágeno puede mantener la herida en mejores condiciones para la cicatrización.
Lechos quirúrgicos antes de injerto o cierre diferido: Otra indicación es preparar una herida compleja para un injerto de piel. Aplicar colágeno en los días previos al injerto puede optimizar la granularización y el control de proteasas, aumentando las posibilidades de tomar del injerto. Por ejemplo, en úlceras traumáticas, se ha usado colágeno durante algunas semanas para reducir el exudado e inflamación antes de proceder a injertar.
En general, la evidencia científica específica en heridas quirúrgicas es limitada. No hay grandes ensayos controlados, pero series de casos sugieren buenos resultados en términos de acelerar tiempos de curación y mejorar la calidad del tejido. Para el personal de enfermería, la decisión de usar colágeno en una herida quirúrgica suele tomarse junto con el equipo médico cuando se ve que la herida “no avanza” pese a las curas convencionales. Se debe asegurar que no quede material devitalizado o infección activa en la herida antes de colocar el apósito de colágeno, ya que estos factores impedirían igualmente la cicatrización.
Conclusión práctica: En heridas postquirúrgicas abiertas, infectadas o crónicas, los apósitos de colágeno pueden ser una herramienta útil para estimular la cicatrización secundaria, siempre complementando las medidas esenciales (drenaje de abscesos, desbridamiento, antibioterapia si corresponde). Pueden lograr un lecho más limpio y granulado, facilitando ya sea la cicatrización espontánea o preparándola para un cierre definitivo (por sutura retardada o injerto). Dado el costo, se suelen emplear en heridas complejas seleccionadas más que de forma rutinaria en cualquier herida quirúrgica.
¿Qué papel tienen en el manejo de las quemaduras?
Respuesta: En las quemaduras los apósitos de colágeno se utilizan fundamentalmente en quemaduras de grosor parcial (segundo grado), tanto superficiales como profundas, y en algunas quemaduras de tercer grado como cobertura temporal. Su función principal es proteger la herida y favorecer la reepitelización rápida, reduciendo el dolor y las pérdidas de fluidos. Algunos puntos y evidencias a destacar:
En quemaduras dérmicas superficiales o intermedias, los apósitos de colágeno (muchas veces presentados en forma de láminas colagenosas tipo “piel artificial”) actúan como un sustituto cutáneo temporal. Mantienen la herida húmeda, absorben el exudado y permiten que la piel se regenere por debajo. Estudios clínicos muestran tiempos de cicatrización muy favorables: por ejemplo, en una serie de 42 pacientes con quemaduras de segundo grado tratadas con colágeno, la reepitelización completa se logró en promedio en 18.5 días (± pocos días). Esto es aproximadamente 1 o 2 semanas más rápido de lo esperado en quemaduras manejadas con gasas vaselinadas clásicas (que a veces tardan ~3–4 semanas en epitelizar). Además, la mayoría presentaron cicatrices mínimas o estéticamente aceptables a los 6 meses, lo cual indica que la curación bajo colágeno fue de buena calidad (menos inflamación prolongada = menos riesgo de cicatriz hipertrófica).
En quemaduras más profundas (dermis reticular o tercer grado) que van a requerir injerto, las láminas de colágeno pueden emplearse provisionalmente tras la limpieza quirúrgica (escarectomía) para cubrir el lecho mientras llega el momento del injerto autólogo. Ayudan a controlar la evaporación y contaminación de la herida, manteniendo la zona limpia. Sin embargo, en quemaduras de espesor total el colágeno por sí solo no regenera la piel, porque no hay anejos epidérmicos viables; en estos casos es solo un apósito temporal hasta realizar definitivamente el injerto de piel o cobertura adecuada.
Reducción del dolor y las curas frecuentes: Una de las grandes ventajas en pacientes quemados, especialmente niños, es que el apósito de colágeno suele adherirse al lecho de la quemadura y permanecer hasta la cicatrización, evitando cambios de vendaje diarios. Esto contrasta con las curas tradicionales (ej. pomadas antibióticas y gasas) que requieren retirarlas y reponerlas diariamente, generando dolor y trauma en cada cura. Con las matrices de colágeno, tras el desbridamiento inicial y colocación de la lámina, se puede dejar varios días. En pediatría se ha visto que esto resulta en menos necesidad de analgésicos y sedación, y en una experiencia menos traumática. Un estudio reportó que con apósito colagenoso, la mayoría de quemaduras tipo escaldadura en niños sanaron en 10–14 días sin complicaciones y con mínima cicatriz, destacando que fue un manejo indoloro y que requirió menos cambios de vendaje, con buen resultado estético (piel con color y textura casi normal). Los autores lo describen como un “cambio de paradigma” en el manejo de quemaduras pediátricas, al ser más eficiente, cómodo y coste-efectivo que las curas tradicionales
En la práctica enfermera con pacientes quemados: Si la quemadura es de segundo grado superficial o medio, tras la limpieza inicial (lavado con suero fisiológico, retirada de flictenas/ampollas rotas y tejido desvitalizado) se puede aplicar una lámina de colágeno estéril que cubra toda el área quemada. Esta lámina suele venir conservada en soluciones (p.ej., con isopropanol), por lo que se enjuaga con suero fisiológico antes de colocarla para eliminar el exceso de conservante. Luego se adapta sobre la quemadura (puede recortarse al tamaño necesario) y se cubre con un vendaje secundario ligero (ej. gasa con petrolatum o apósito de tul) que la sujete. El colágeno se “pega” a la superficie de la herida y permanece allí; a los pocos días suele secarse/adherirse formando una costra blanquecina que no debe arrancarse, pues debajo está ocurriendo la reepitelización. Se controla al 5º-7º día: si aún queda apósito adherido sin signos de infección, se deja en su lugar hasta que caiga solo con la epidermis nueva debajo. Si alguna zona no epiteliza en ~2 semanas (quemadura más profunda de lo pensado), esa zona podría requerir injerto. Mientras tanto, el colágeno la protegió y evitó infecciones. En quemaduras pediátricas menores, muchas veces esta técnica evita incluso la necesidad de anestesia repetida, porque se minimizan las curas dolorosas posteriores.
En síntesis, los apósitos de colágeno son muy útiles en quemaduras de segundo grado, acortando tiempos de curación y mejorando la comodidad del paciente (especialmente niños). Proporcionan un ambiente óptimo para que la propia piel se regenere con cicatrices de mejor calidad. En grandes quemados o quemaduras profundas, son un apoyo mientras se realiza el tratamiento definitivo (injertos, etc.), ayudando a reducir la evaporación y contaminación. Siempre se debe vigilar la herida por si aparecen signos de infección (aunque se ha visto que con colágeno suelen tener menor colonización bacteriana que con gasas húmedas , igualmente hay que estar alerta). Si se detecta infección, habría que retirar el apósito, limpiar y tratar adecuadamente.
¿Se pueden utilizar estos apósitos en pacientes pediátricos?
Respuesta: Sí. No existe contraindicación de edad para el uso de apósitos de colágeno, y de hecho se han empleado con éxito en población pediátrica, principalmente en el contexto de quemaduras y heridas traumáticas. En niños, las consideraciones son similares a las de adultos en cuanto a mecanismo de acción y seguridad, con algunas ventajas particulares:
Menos dolor y ansiedad: Como se mencionó, en quemaduras pediátricas los apósitos de colágeno reducen drásticamente la frecuencia de curas dolorosas. Esto mejora la experiencia del niño y facilita la labor de enfermería, al requerir menos intervenciones bajo sedación o anestesia. Los niños tratados con colágeno suelen referir menos dolor porque el apósito permanece quieto varios días formando una barrera protectora, en lugar de retirar gasas adheridas a la herida diariamente.
Cicatrización rápida: Los niños ya de por sí tienden a cicatrizar más rápido que los adultos debido a su mayor capacidad regenerativa. Con el apoyo de colágeno, este proceso puede ser aún más eficiente. Se han reportado tiempos de reepitelización de ~2 semanas en quemaduras infantiles de segundo grado con colágeno, con resultados cosméticos muy buenos . Esto es importante para prevenir cicatrices hipertróficas y contracturas en pacientes en crecimiento.
Seguridad: Los apósitos de colágeno muestran buena tolerancia en niños. No se han descrito efectos sistémicos ni reacciones alérgicas serias en pediátricos, más allá de casos aislados si el niño tiene alergia conocida a proteínas de origen bovino o porcino (situación poco frecuente). Al ser un producto biológico, el organismo del niño lo “reconoce” bien. De todos modos, es recomendable consultar la procedencia del colágeno a los padres/tutores por posibles consideraciones culturales/ religiosas (por ejemplo, familias que prefieran evitar productos porcinos).
Fuera del campo de las quemaduras, la incidencia de úlceras crónicas en niños es baja (salvo en contextos especiales como spina bífida con úlceras por presión, o niños diabéticos con heridas en pies, que son muy poco comunes por la corta edad de evolución de la diabetes). No obstante, si un niño presentase una úlcera crónica o herida complicada, se podría emplear colágeno de igual forma que en adultos. Siempre adaptando el tamaño del apósito a la herida (muchos productos de colágeno se pueden cortar a medida e incluso vienen en presentaciones pequeñas apropiadas para pediatría).
En neonatos y bebés muy pequeños, no hay mucha literatura, pero dado que su piel es muy delicada, podría valorarse en lesiones seleccionadas. Por ejemplo, existen reportes de uso de colágeno en Epidermólisis bullosa (una enfermedad ampollosa congénita) para favorecer la cicatrización de las erosiones cutáneas, precisamente por su suavidad y por evitar adherencias traumáticas de vendajes tradicionales . Esto sugiere que incluso en pacientes muy jóvenes o con piel frágil, el colágeno es beneficioso.
Conclusión: Los apósitos de colágeno son aptos para todas las edades. En pediatría ofrecen un perfil de alto beneficio (acelerar curación, reducir dolor) con bajo riesgo. Su uso estrella es en quemaduras infantiles, donde se han convertido en una recomendación habitual por parte de especialistas en quemados. Para el personal de enfermería, su manejo en niños es similar, teniendo la precaución de realizar curas atraumáticas, asegurar la fijación del apósito (p.ej., envolver con vendaje para que el niño no lo retire), y vigilar signos de infección como se haría en cualquier paciente.
¿Existen contraindicaciones o precauciones para el uso de apósitos de colágeno?
Respuesta: En general son productos muy seguros y bien tolerados, pero sí hay algunas contraindicaciones y situaciones donde no se deben usar o se usan con precaución:
Heridas con tejido necrótico seco o costras: No se deben aplicar sobre escara seca o tejido desvitalizado no desbridado. El colágeno requiere contacto con tejido vivo/exudado para actuar. Si la úlcera tiene una placa de necrosis seca (ej. escara negra en úlcera por presión profunda), primero se debe realizar desbridamiento (quirúrgico, autolítico o enzímático según corresponda). Aplicar colágeno encima de necrosis no tendría efecto y podría incluso retrasar la necesaria eliminación de ese tejido. Las guías desaconsejan su uso en presencia de esfacelos secos 36 . La herida debe estar limpia y con algo de humedad para aprovechar el apósito.
Vasculitis activa o etiología vasculítica: Heridas originadas por vasculitis (inflamación de vasos, como úlceras por vasculitis reumatoide, LES, etc.) suelen requerir tratamiento inmunosupresor sistémico; poner colágeno localmente no abordará la causa y estas lesiones tienen mala respuesta mientras la vasculitis esté activa. Por ello, no se recomienda el colágeno en “heridas vasculíticas activas” 36. Primero se controla la vasculitis; una vez inactiva, si queda úlcera residual, ya se podría considerar colágeno como soporte.
Alergia conocida o sospechada al colágeno (o a la fuente del colágeno): Aunque poco frecuente, algunos pacientes pueden ser alérgicos a componentes de origen bovino o porcino. Si se documentó una reacción previa a productos con colágeno (p. ej., colagenasa tópica, gelatinas, etc.), se debe evitar. En pacientes con alergias alimentarias severas a carne de res o cerdo, prudencia: si bien las moléculas están purificadas, podría existir reactividad cruzada.
Heridas muy secas o con mínimo exudado: El colágeno necesita hidratación para gelatinizarse y funcionar. Si la herida está seca, el apósito de colágeno no se va a hidratar lo suficiente, pudiendo adherirse sin disolverse y no liberar su acción moduladora. En tales casos, se recomienda humedecer ligeramente la herida o el apósito con suero fisiológico al aplicarlo, o elegir otro tipo de apósito más adecuado (por ejemplo, un hidrogel para aportar humedad). Un apósito de colágeno no es la mejor elección en una herida seca a menos que se combine con técnicas que aporten líquido.
Infección no controlada en la herida: Si la herida tiene una infección activa severa (celulitis, pus abundante, tejido desvitalizado con carga bacteriana alta), la prioridad es controlar la infección mediante desbridamiento y antibióticos. No se debe “sellar” una infección profunda con un apósito de colágeno esperando que resuelva por sí solo, ya que el colágeno no es antibiótico (a menos que sea una variante con plata u otro agente antimicrobiano). Una vez limpiada la infección, el colágeno sí puede ayudar a la cicatrización. Nota: Algunos apósitos de colágeno se combinan con plata iónica (ej. colágeno/ORC + plata) para dar cobertura antimicrobiana; estos podrían usarse con más seguridad en presencia de carga bacteriana, pero igualmente se debe juzgar caso a caso.
Situaciones de coste/beneficio y disponibilidad: Si una herida está evolucionando bien con curas simples, no tiene sentido usar colágeno por rutina debido a su costo más elevado. Se reserva para cuando realmente es necesario estimular la cicatrización. También, en entornos donde no haya disponibilidad logística (por ejemplo, curas a domicilio sin posibilidad de conseguirlo o paciente poco adherente), se debe planificar su uso para que sea viable.
En resumen, no usar colágeno en heridas con costra seca ni en vasculitis activa, ni en infecciones sin tratar. Asegurarse de desbridar y optimizar el lecho primero. Vigilar alergias y considerar la hidratación. Fuera de estos puntos, no hay impedimentos mayores; es un apósito muy seguro.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de los apósitos de colágeno en comparación con otros apósitos?
Respuesta: A continuación se resumen los principales beneficios (ventajas) y limitaciones (desventajas) de los apósitos de colágeno, especialmente en relación a apósitos tradicionales o estándares:
Ventajas (Pros):
Aceleran la cicatrización en heridas crónicas al mejorar la formación de tejido de granulación y la reepitelización. En estudios, han aumentado la tasa de cierre de úlceras vs. cuidado estándar.
Modulan el exceso de proteasas e inflamación local, creando un ambiente bioquímico óptimo. Esto no lo logran apósitos básicos, por lo que el colágeno añade un efecto “activo” más allá de la cobertura.
Mantenimiento de humedad balanceada: absorben exudado formando un gel, pero sin resecar la herida. Evitan el maceramiento y el desecamiento, adaptándose a exudado ligero a moderado.
Biocompatibles y cómodos: suelen ser indoloros al aplicar y retirar, porque se biodegradan in situ. Muchos pacientes refieren menos dolor que con gasas (que se adhieren). Ideales en pacientes con piel frágil o en niños por su confort.
Menos cambios de apósito en algunas presentaciones: por ejemplo, las láminas de colágeno para quemaduras pueden dejarse varios días hasta que se consumen, reduciendo la frecuencia de curas (lo que ahorra tiempo de enfermería y mejora la comodidad del paciente).
Compatibles con otros tratamientos: se pueden usar junto con terapias como presión negativa (colocándolos en el lecho antes del VAC), con factores de crecimiento, etc., sin interferir. Son una herramienta versátil combinable.
Reducción de recidivas: Estudios sugieren que úlceras tratadas con colágeno tienden a tener menor tasa de recurrencia a corto plazo, posiblemente por una cicatrización más robusta.
Desventajas (contras):
Costo más elevado que apósitos simples (gasa, hidrocoloide). Pueden suponer un gasto significativo, aunque se justifica si reducen tiempo de curación.
No sustituyen las medidas básicas de manejo de la herida. Si no se corrigen las causas subyacentes (p. ej. presión, edema, hiperglucemia), el apósito por sí solo no será efectivo. Requieren un enfoque integral.
No adecuados en exudado muy abundante (se saturan rápido) ni en heridas muy secas (necesitan humedad para activarse). En exudados copiosos, quizá se prefiera espuma de poliuretano o alginato de alta absorción, cambiando colágeno con más frecuencia.
Riesgo de alergia o sensibilización (bajo, pero existe). Si el paciente tiene sensibilidad a proteínas animales, puede haber reacción. También implicaciones culturales (porcino/bovino) que se deben considerar caso a caso.
Necesitan un lecho limpio y preparado: no funcionan sobre costras secas ni detritus. Esto implica un paso previo de desbridamiento/limpieza. En entornos o pacientes donde esto no se pueda asegurar, su eficacia disminuye.
Almacenamiento y manipulación cuidadosa: Algunos vienen esterilizados con soluciones (ej. alcohol) y requieren enjuagar antes de uso. Otros vienen en polvo que puede volarse con aire. Requieren técnica aséptica al aplicarlos para no contaminar el colágeno (que sería un sustrato para bacterias si se contamina).
Disponibilidad limitada en algunos centros: no todos los servicios los tienen dentro de su formulario. Puede haber demoras para conseguirlos, lo que en heridas agudas (quemaduras) es un factor a considerar (el tiempo óptimo de aplicación es temprano).
En resumen, las ventajas radican en acelerar y mejorar la calidad de la cicatrización, logrando en muchos casos ahorros a largo plazo (menos días de cuidado, menos complicaciones). Las desventajas principales son el coste inicial, la necesidad de un buen manejo concomitante de la herida, y que no todos los casos ameritan su uso (selección adecuada del paciente/herida). Un criterio práctico es utilizarlos en heridas que no progresan o que claramente se benefician de un empujón biológico, y no en heridas simples que curarán bien con medidas básicas.
¿Cómo se aplican correctamente y qué recomendaciones prácticas debe seguir el personal de enfermería?
Respuesta: La aplicación de un apósito de colágeno requiere una técnica aséptica y seguir las instrucciones específicas del producto. A continuación, se describen pasos y recomendaciones prácticas para su uso efectivo:
Evaluar y preparar el lecho de la herida: Antes de nada, realizar una limpieza suave con suero fisiológico para eliminar restos de exudado. Si hay tejido necrótico o costras, es imprescindible desbridar previamente (ya sea de forma mecánica/cortante por personal capacitado, o usando apósitos de deslbridamiento en días previos) hasta dejar tejido viable rojo o amarillo. El apósito de colágeno debe colocarse sobre tejido limpio; no depositarlo sobre costras secas ni placas de fibrina gruesas . También asegurar un adecuado aporte sanguíneo (si la zona está isquémica, considerar revascularización, de lo contrario la cicatrización será limitada).
Controlar la carga bacteriana: Si la herida muestra signos de infección (exudado purulento, olor fétido, celulitis, etc.), tratar esa infección antes o junto con el uso de colágeno. Esto puede implicar aplicación de antimicrobianos tópicos breves, antibiótico sistémico o limpieza quirúrgica, según gravedad. No se debe colocar el colágeno sobre una infección sin tratar, pero sí se puede usar en heridas colonizadas o en fase de granulación con biopelícula controlada, e incluso puede ayudar a mejorar el equilibrio bacteriano . Algunos apósitos de colágeno traen plata u otros antisépticos incorporados; si hay infección local leve, prefiera esas formulaciones.
Seleccionar el tipo de apósito de colágeno: Vienen en varias presentaciones: láminas, esponjas, partículas en polvo, gel, tiras para cavidades, etc. Escoger la forma adecuada al tipo de herida. Por ejemplo, en una úlcera profunda y exudativa, podría convenir colágeno en polvo (se esparce y rellena espacios); en una quemadura amplia superficial, una lámina del tamaño correspondiente; en fístulas o tunelizaciones, tiras o esponjas recortables. Todos se manipulan con guantes estériles.
Hidratación del apósito si corresponde: Revisar las indicaciones del fabricante. Muchas láminas de colágeno están desecadas y se activan con humedad. Se puede humedecer ligeramente la herida con suero, o mojar la lámina unos segundos en suero estéril antes de aplicarla, para facilitar que se amolde. Si el producto viene con conservante (por ej., algunas mallas de colágeno se conservan en alcohol isopropílico), enjuagar varias veces con suero estéril antes de ponerlo en contacto con la herida, para no irritarla. El polvo de colágeno generalmente se aplica directamente y al contacto con el exudado se gelifica.
Aplicación sobre la herida: Colocar el apósito de colágeno de forma que cubra completamente el lecho de la herida. Si es una lámina o esponja, recortarla con tijera estéril al tamaño y forma de la lesión, cubriendo también marginalmente bordes si están dañados. Si es en polvo, espolvorear una capa fina y uniforme que cubra todo el fondo (no es necesario apelmazar grandes cantidades; una cobertura ligera suele ser suficiente, ya que el colágeno se expandirá al absorber). Asegurarse de que haya contacto directo con el tejido; evitar dejar bolsas de aire bajo el apósito. En cavidades profundas, se pueden rellenar con el material (sin sobre-empacar muy apretado, para no comprimir el tejido).
Aplicar un apósito secundario de soporte: Los apósitos de colágeno casi siempre requieren una segunda capa que los mantenga en su sitio y modere el intercambio de humedad. Este secundario se elige según el exudado de la herida: en heridas poco exudativas, bastará con una gasa estéril humedecida en suero o un film semipermeable para ocluir; en heridas muy exudativas, conviene poner una espuma absorbente o un apósito de alginato encima del colágeno para manejar el exceso de líquido. Lo importante es que el apósito secundario fije el colágeno y mantenga el entorno húmedo sin secarlo demasiado. Se puede fijar todo con cinta quirúrgica o vendaje según la localización.
Frecuencia de cambios: Revisar la herida a las 48-72 horas tras la colocación inicial . En esa primera revisión, observar: si el apósito de colágeno se ha disuelto y absorbido completamente, probablemente había mucho exudado y ya cumplió su función inicial – en tal caso, se limpia suavemente y se aplica una nueva capa de colágeno fresca. Si por el contrario aún queda residuo gelatinoso de colágeno cubriendo la herida y el lecho se ve húmedo/ rosado, no es necesario retirarlo todo: se puede dejar hasta la siguiente cura, ya que el colágeno remanente sigue protegiendo la herida . Solo se retira material si está despegado o sucio. En general, estos apósitos se cambian cada 3 a 7 días según el producto y el estado de la herida. Muchos fabricantes sugieren 2 veces por semana. La evidencia práctica recomienda no dejarlos más de 7 días sin cambio, porque para entonces ya se habrán degradado o saturado de exudado.
Evaluación continua y duración total del tratamiento: Monitorizar en cada cura la evolución: tamaño de la herida (medir perímetro o área), aspecto del tejido (si va apareciendo tejido granulado rojo, si disminuye el biofilm, etc.), nivel de exudado, signos de infección. Un parámetro recomendado es evaluar a las 4 semanas de uso continuo de colágeno si la herida ha mejorado =40-50% en área; de no ser así, revaluar la estrategia global. Puede que la herida necesite otro abordaje (p.ej., combinar terapia de presión negativa, investigar isquemia oculta, etc.). Si sí hay mejoría notable, se puede continuar con colágeno u otros apósitos hasta cierre. No hay una duración máxima estricta para usar colágeno, se puede usar hasta la cicatrización si va bien, o algunos profesionales lo suspenden cuando ven tejido granular saludable y pasan a un apósito más sencillo para epitelizar.
Educación y seguimiento: Explicar al paciente (o familiares) que el apósito de colágeno a veces es menos visible que una gasa – por ejemplo, puede asimilarse a un gel transparente – y que no deben retirarlo por su cuenta. Enseñar a detectar si el vendaje secundario se empapa antes de tiempo (en cuyo caso hay que acudir a cambiarlo). Tranquilizarlos respecto a la procedencia (si les preocupa lo animal/humano) y aclarar que está altamente purificado. En caso de tratamiento ambulatorio, programar las curas en una clínica o centro de salud dado el material especializado.
Recomendaciones prácticas adicionales: Mantener siempre técnica limpia/estéril según corresponda al entorno (hospital vs domicilio). No combinar colágeno con agentes que podrían degradarlo prematuramente – por ejemplo, si también se está usando colagenasa en pomada (enzima para desbridar), no tiene sentido a la vez poner un apósito de colágeno, pues la colagenasa digeriría el apósito. Sí se puede combinar con hidrogel, solución de PHMB, y otros productos compatibles.
Finalmente, documentar en el registro de enfermería el aspecto de la herida y la cantidad de apósito aplicada, para evaluar coste-beneficio y evolución. Muchos centros llevan fotografías seriadas de heridas crónicas: con el uso de colágeno, es habitual empezar a ver mejoría en 2-4 semanas , reflejada en esas fotos y mediciones.
En resumen, la clave es: lecho limpio, apósito bien adaptado, ambiente húmedo controlado, cambios adecuados y evaluación periódica. Siguiendo estos pasos, los apósitos de colágeno pueden desplegar todo su potencial y el personal de enfermería puede utilizarlos con confianza para mejorar la evolución de heridas complejas.
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Enfermería Evidente. (2025). Uso de Apósitos de Colágeno en Heridas: Preguntas y Respuestas para Enfermería. Disponible en: https://enfermeriaevidente.com/uso-de-apositos-de-colageno-en-heridas-preguntas-y-respuestas-para-enfermeria/
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Haesler E. Evidence summary: collagen-based dressings for wound healing. Wound Pract Res. 2018;26(4):170–177
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Gupta M, Varshney D. Biological dressing is a paradigm shift in children’s scald burn: our experience. Int Surg J. 2021;8(11). doi:10.18203/2349-2902.isj20214367
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LOS APÓSITOS EN BASE A COLÁGENO Y SU UTILIDAD EN EL TRATAMIENTO DE LAS ÚLCERAS DEL PIE DIABÉTICO https://www.siicsalud.com/dato/resiic.php/136926
Biological dressing is a paradigm shift in children’s scald burn: our experience | International Surgery Journal https://www.ijsurgery.com/index.php/isj/article/view/8009
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